Tres cua..

Sube al colectivo y sigue componiendo. En silencio, se sienta en los asientos de atrás. Su pierna marca el ritmo y dentro de su cabeza tiene a la orquesta funcionando. El colectivo está tan lleno que los olores se difuminan. Hay un espesor. Él abre la ventana pero sigue componiendo. Las viejas se pelean por el asiento y una embarazada se sienta , cuando un chabón le cede el lugar. Las viejas celosas de la embarazada siguen aguantado con sus huesos frágiles. El colectivero dirige a toda la manada hacia atrás. Casi ni ve a los costados. Boleto, semáforo, discusiones, cambio de marcha, freno. Sigue componiendo abstraído ve a los violines entrando, el chelo haciendo de base y él hace la yumba con su contrabajo y las cuerdas de tripa y la madera lustrosa. Nadie sabe si subir o bajar o tirarse por la ventana. Se aprietan y dos jóvenes se miran queriendo sentir sus cuerpos , y él sigue componiendo. A ella le gustaría que él se coloque atrás y sentir el cuerpo del joven en sus nalgas. Se lo dicen mientras se miran y entonces : tres cua.. y entran los bandoneones, la fila al unísono. Rítmico y dejan el espacio a un solo de piano. Ella no quiere sonreír , no puede ser tan descarada, qué va a pensar él. Él la sigue mirando, ella quisiera mirarle la entrepierna para comprobar el tamaño de su deseo. La panza llena de revoltosas mariposas. El colectivero quisiera ser negro y estar en Brasil mirando a un par de mulatas en tanga y mientras piensa eso se cruza un perro sarnoso, medio ciego de vida atrasada y el colectivo frena tan en seco que el director deja de componer, la embarazada se pone pálida, las viejas gritan y terminan arriba del joven , la chica apoya su mano arriba del viejo que le venia recorriendo las piernas. El perro sigue su curso , llevando sus pulgas, indescriptiblemente hambriento .