Después de las tres de la tarde siempre cumple el mismo ritual. Se levanta de la mesa. Va al recibidor, coge el papel y el lápiz. Sube los tres escalones que lo llevan a la terraza. Antes que nada mira las plantas, toca la tierra, las riega si es necesario. Se sienta frente al sol. Sus ojos recorren la ciudad y llegan hasta el mar. Las gaviotas dibujan entre las nubes. Hoy hay amarillos y turquesas, puntos blancos y los agudos de las gaviotas. Hoy podría ser una palabra esperanzada quizás.
Tira la palabra cielo abajo. Desciende por las escaleras. Comprueba que todavía está encerrado.
1 comentario:
Y tal vez, por la noche, cierre los ojos y se sienta libre escuchando el rumor de las olas.
Tal vez, en la noche, pueda volar más allá del mar.
Existe el lugar
Un beso, Juli
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